LA MISERIA DE LOS MISERABLES

La locura de la España rancia se ha desatado. No es una sorpresa, a la derecha nunca le ha gustado de la democracia, le estorba, es un medio para conseguir fines y cuando no los obtiene se quita la careta y saca su artillería de la caverna.

A nadie ya engaña su falso disfraz de centristas liberales. El PP es la cara maquillada de la extrema derecha, que nunca murió con Franco, y esperan cualquier escusa para volver a reunirse con falangistas, ultras, radicales, skins y demás fauna y con la Espe, Acebes y los obispos a la cabeza se lanzan a tomar las calles, a ahogar a golpes de algarabía la voz del Parlamento, que bochorno en el Senado la mala educación de la gentuza del PP, que pregunta a Zapatero para no querer escuchar, y luego el galleguito, que mantiene en el armario su conciencia y sus deseos, le llama hooligan.

Jóder si Zapatero es un hooligan los parlamentarios del PP deben ser los latin kings con copas de más.

¿El motivo de tanto ruido? No importa, ya encuentran uno, que dicen que han puesto en la calle a un asesino. Y cierto es, pero callan que con Acebes de ministro y Rajoy de vicepresidente y el beatle Aznar de presidente pusieron en la calle a 65 etarras con 123 asesinatos en su haber. Por ejemplo Iñaki Bilbao, que cumplió 17 años de una condena de 56 años, y que dos años después de ser puesto en libertad por el gobierno Aznar asesinó a un concejal socialista del País Vasco.

Y nadie salió a la calle, nadie montó el chiringuito nostálgico franquista, nadie gritó a Aznar las barbaridades que esa masa inculta, aborregada y paleta, de mujeres desgreñadas, gañanes y ganapanes, o esas pijas majaderas de pendientes de perlas o esos niñatos de camisa azul y correaje y sueños lúbricos con los Gavilanes, le ha gritado a Zapatero.

Y nadie salió a manifestarse con lazo azul, que no es un lazo es la A de Askatu, libertad en vasco, cuando el gobierno Aznar le descontó a Iñaki de Juana, ese mismo, ese asesino miserable, pero que o le fusilamos o aplicamos la ley, nada menos que un año de su condena por escribir una novela en la que amenazaba a todo dios, ponía verde a todo el mundo y pedía a la gentuza del ambiente de la izquierda abertzale que siguiera su ejemplo de gudari.

No, nadie dijo nada. Esa es la doble moral del PP, la que se debe condenar, la que se debe denunciar. No les molesta que se atenue la prisión a un etarra, ellos han hecho cosas peores, sino que aprovechan cualquier ocasión para mover a esa masa bruta en la que tienen predicamento y que no piensa ni discierne.

Lo triste no es que se libere a un asesino, si ha cumplido su condena y lo ha hecho sobre todo gracias al gobierno PP, debe ser liberado, sino que en un país democrático alguien estuviera en la cárcel por escribir dos artículos. Eso es lo realmente terrible.

Y que de tanta calamidad se apropie el PP es miserable. Sacar rédito electoral del dolor de la gente, de su incultura, de su cortedad de miras, chapotear en la sangre para pescar votos. Nos han quitado a nuestras víctimas, que a todos nos duelen, incluso las de Pilar Manjón, a la que gritaron, no olvidar por favor, los valientes cachorros peperos, eso tan solidario de métete a tus muertos por el culo.

A mí me duelen todos los muertos, porque defiendo la vida. Y no tolero que se quiera quedar el PP con las víctimas de los asesinos de ETA, que también se quiera apropiar de la bandera, del himno, del lazo azul, del patriotismo y del amor a España. Esa es siempre su estrategia, lo queman todo y luego se ofrecen como bomberos, como salvadores de España, la misma España a la que han despeñado por el abismo.

Y que en esa estrategia de miseria le hagan los coros personas a las que he votado y que creía gente de bien, como la eurodiputada del PSOE Rosa Díez, habla de su catadura moral. Devuelva el escaño, pida hueco en las listas del PP y sobre todo, señora Díez, me devuelve el voto que le dí.

Aunque creo que el asco no me permitiría aceptárselo...