People right to know

La diferencia entre una mentira y una verdad a medias es tan sutil que a veces se confunden. Y no es lo mismo, aunque son igual de dañinas. Podemos admitir que Aznar no se enterara de lo que todo el mundo sabía, que no había armas en Irak, al fin y al cabo no es que sea una lumbrera, más bien tiene la inteligencia justa para dar conferencias magistrales a las mayores mulas del universo mundo: los universitarios americanos.
Pero que Rajoy tenga el morro infinito de pedir que aclare los interrogatorios de la policía española a los secuestrados en Guantánamo,mientras él era ministro del Interior, el actual gobierno de España, toca con las dos manos la desvergüenza, que por otra parte es seña de identidad de esta derecha extrema (o extrema derecha) que el PP encarna.
Y que esa misma derecha extrema haga campaña con el que queremos saber y tenemos derecho a saber la verdad del 11-M es tan patético y surrealista que provocaría risa sino fuera un asunto tan doloroso.
La información es el primer derecho del ciudadano, una necesidad, es lo que realmente nos convierte en ciudadanos y no en súbditos, así viene en el artículo 20 de la Constitución junto a otros derechos fundamentales. Tenemos derecho a saber, a que nos den una información veraz. Y no el torticerismo de las órganos informativos oficiales del PP (lease Telemadrid), ni las miserables quejas de un personaje bufo.
Es antigüo y venerable ese derecho del pueblo a saber. Yo como periodista y como ciudadano quiero saber, quiero tener toda la información. Incluso la que el nefasto gobierno de la derecha extrema nos negó. Y Aznar que no se enteró de que había armas en Irak, ni de que sus policías interrogaban a los secuestrados en Guantánamo, sabe sin embargo en que cercanos desiertos se esconden los verdaderos autores del 11-M.
¿Quién se atreve a creerle?...